I. Señor, nuestro Señor, ¡cuán admirable es tu nombre en toda la tierra!
II. Porque tu gloria se ha elevado sobre los cielos.
III. Desde la boca de los niños de pecho, has establecido una fortaleza a causa de tus enemigos, para silenciar al adversario y al vengador.
IV. Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú has establecido;
V. ¿Qué es el hombre, para que tú te acuerdes de él? El hijo del hombre, para que lo visites?
VI. Tú lo hiciste un poco menor que los seres celestiales; lo coronaste de gloria y de honor.
VII. Lo hiciste Señor de todas sus obras; todo lo sometiste a sus pies.
VIII. Las ovejas y los bueyes, todos ellos; también los animales del campo.
IX. Las aves del cielo, y los peces del mar, que pasan por los caminos del mar.
X. Señor, nuestro Señor, ¡cuán admirable es tu nombre en toda la tierra!

Que dice el Salmo 8 ?

El Salmo 8 es una oración de alabanza a Dios por su grandeza y poder. El salmista comienza el salmo alabando a Dios por su grandeza y poder, y por su bondad y misericordia. El salmista se maravilla de la grandeza de Dios y de su poder, y se pregunta cómo puede Dios tener tanto poder y bondad. El salmista también se pregunta cómo puede Dios ser tan grande y poderoso, y aún así prestar atención a los humanos. El salmista se alegra de que Dios esté atento a los humanos y que los proteja. El salmista concluye el salmo alabando a Dios por su grandeza y poder, y por su bondad y misericordia.

Preguntas frecuentes del Salmo 8

Pregunta 1: ¿Por qué el Señor es tan bueno?

Respuesta: El Salmo 8 nos recuerda que el Señor es bueno porque él es misericordioso y compasivo. Él es fiel y justo, y siempre está dispuesto a perdonar a los pecadores. Él es un refugio para los afligidos y una fuente de consuelo para los que están tristes. El Señor es bueno porque nos ama y nos cuida, y siempre está dispuesto a escuchar nuestras oraciones.

Pregunta 2: ¿Cómo puedo acercarme a Dios?

Respuesta: El Salmo 8 nos recuerda que la mejor manera de acercarnos a Dios es a través de la oración. Debemos buscar su presencia y su dirección, y confiar en que él nos guiará. También debemos buscar la sabiduría de Dios a través de la lectura de la Biblia y la meditación. Finalmente, debemos buscar la comunión con otros creyentes para que podamos crecer juntos en nuestra fe.

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