I. Bendeciré al Señor en todo tiempo;
Su alabanza estará siempre en mi boca.

II. En el Señor se gloriará mi alma;
Los humildes lo oirán y se alegrarán.

III. Engrandeced al Señor conmigo,
Y exaltemos a una su nombre.

IV. Busqué al Señor, y me respondió;
Me libró de todos mis temores.

V. Los que a él miran,
resplandecen de alegría;
No tendrán vergüenza jamás.

VI. Este es el pobre que clama,
Y el Señor lo oye y lo salva.

VII. El ángel del Señor acampa alrededor
de los que le temen,
Y los defiende.

VIII. Gustad y ved cuán bueno es el Señor;
Dichoso el hombre que en él confía.

IX. Temed al Señor, vosotros sus santos,
Porque nada les faltará a los que le temen.

X. Los ricos padecen penuria,
Pero los que buscan al Señor no carecerán de nada bueno.

Que dice el Salmo 2 ?

El Salmo 2 es una oración de alabanza a Dios. El salmista comienza con una invocación a Dios para que lo escuche y lo salve. El salmista reconoce la grandeza de Dios y su poder para salvar a los que lo invocan. El salmista también reconoce la soberanía de Dios sobre todas las naciones y su autoridad sobre los reyes. El salmista también reconoce la bondad de Dios y su misericordia para con los que lo buscan. El salmista termina con una oración para que Dios proteja a los que lo aman y los guarde de los enemigos.

Preguntas frecuentes del Salmo 2

Pregunta 1: ¿Por qué el Señor es tan bueno?

Respuesta: El Salmo 2 nos recuerda que el Señor es bueno y misericordioso. Él es fiel y compasivo, y siempre está dispuesto a perdonar nuestros pecados. Él nos ama y nos protege, y nos da la fuerza para afrontar los desafíos de la vida. El Señor es bueno porque nos ama y nos da la gracia para vivir una vida plena.

Pregunta 2: ¿Cómo puedo confiar en el Señor?

Respuesta: El Salmo 2 nos recuerda que el Señor es fiel y que siempre está con nosotros al igual que el salmo 27. Él nos ama y nos protege, y nos da la fuerza para afrontar los desafíos de la vida. Para confiar en el Señor, debemos buscar su presencia en nuestras vidas y orar para que nos guíe. Debemos tener fe en que el Señor nos ayudará a superar los obstáculos que nos encontramos en el camino.

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