Versículo 1: Oh Señor, tú eres el Dios que nos salva. Tú eres el que nos libró de nuestros enemigos.
Versículo 2: Al Señor pertenecen los lugares más altos de la tierra. A él pertenece el mundo y todo lo que hay en él.
Versículo 3: Él afirma el mar y lo hace estable; afirma también la tierra y todo lo que hay en ella.
Versículo 4: ¿Quién es como el Señor nuestro Dios, que vive en las alturas y se inclina para mirar el cielo y la tierra?
Versículo 5: Él levanta a los humildes y da alimento a los hambrientos.
Versículo 6: Él libera a los prisioneros y les da vista a los ciegos.
Versículo 7: El Señor sostiene a los que caen y levanta a los que están abatidos.
Versículo 8: El Señor ama a los justos y protege a los que viven con integridad.
Versículo 9: El Señor protege a los que viven en su santa alianza, pero castiga duramente a los que se rebelan contra él.
Que dice el Salmo 95 ?
El Salmo 95 es una oración de alabanza a Dios por su grandeza y poder. El salmista invita a todos a alabar a Dios por su bondad y misericordia. El salmista también exhorta a los oyentes a adorar a Dios con alegría y entusiasmo. El salmista también recuerda a los oyentes que Dios es el único Dios verdadero y que todos deben rendirle homenaje. El salmista también exhorta a los oyentes a obedecer los mandamientos de Dios y a no ser rebeldes. El salmista concluye el salmo con una oración de alabanza a Dios por su grandeza y poder.
Preguntas frecuentes del Salmo 95
Pregunta 1: ¿Qué nos enseña el Señor con su palabra?
Respuesta: El Señor nos enseña a confiar en Él y a obedecer sus mandamientos. Él nos muestra el camino de la justicia y nos da la sabiduría para vivir de acuerdo a sus principios. El Señor nos enseña a amar a nuestro prójimo y a servir a los demás con humildad y compasión.
Pregunta 2: ¿Qué nos dice el Señor acerca de la adoración?
Respuesta: El Señor nos dice que debemos adorarlo con todo nuestro corazón, alabarlo con toda nuestra alma y servirle con todas nuestras fuerzas. El Señor nos exhorta a no olvidar sus maravillosos hechos y a recordar sus grandes obras. El Señor nos dice que debemos adorarlo con alegría y gratitud, y que debemos honrarlo con nuestras vidas.